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domingo, 1 de mayo de 2011

Capítulo 5. Un viaje decisivo. Primera parte.

No fue una gran conversación, ya que Ian volvió a gritarme, está preocupado por mi dijo Jason, no me parece posible, yo creo que quiere salvar su pellejo.
-No irás – dijo Ian tratando de serenarse, pero su intento duró poco.
-Claro que iré – dije, por primera vez, furiosa.
-Ian, Kath es capaz de cuidarse sola – intervino Jack.
-Bueno, lo dejaré pasar, pero si muere no me vengas a sermonear – dijo mirando a Jack – tengo todo, investiguemos.
-¿Qué debemos investigar, cómo matar a… Mortwell? – dije tras una vacilación, todavía no me sentía capaz de decirle, hermano.
-Eso, y cómo entraremos en el Reino Oscuro, no olvidemos que es peligroso – contestó Jason mirándome con preocupación.
-No quiero que pongan sus vidas en peligro por mí.- Chillé histéricamente.
-No es sólo por ti Kath, sino por el bien de todos, el podría matar a todas las personas existentes en la faz de la tierra, tan fácilmente que sucederá en un visto y no visto.
Me aterré ante esa idea, ¿Sería de verdad como un visto y no visto?
- Si requiere una vida, me quedaré – dije con la voz ahogada.
- Ni hablar, descarta esa idea – se horrorizó Jason. Jack yo apoyó asintiendo enérgicamente con la cabeza.
- Siempre tan terco – murmuré, Jason me dedicó una hermosa sonrisa.
- Acostúmbrate – dijo manteniendo la hermosa sonrisa en su rostro. Lo miré, para mi sorpresa, con preocupación. Pensar que podía morir en aquel viaje era… horrible, la idea me espantaba. Ver a esa sonrisa morir. Caer, y llevarse con ella a Jason, en una infinita oscuridad, era la peor de las imaginaciones.
- Ehh, Katherine, ¿escuchaste el plan? – preguntó Ian irritado ante mi falta de atención.
- Hum... ¿Cuál plan? – pregunté avergonzada.
- El plan de cómo entraremos al Reino Oscuro- respondió Jack.
-Repítanlo, por favor – dije algo incómoda.
-Primero que nada, tendremos que adentrarnos en El Bosque de las Miserias, jamás nadie ha salido de ahí con vida. Luego, tendremos que entrar en La Dimensión Oscura, y por último, y el más difícil de todos los retos, entrar en el Reino Oscuro. Y pasar desapercibido – lo dijo firmemente, pero en algunos momentos noté que a Ian le temblaba levemente la voz.
- ¿No será un tanto difícil entrar en el Reino Oscuro burlando al mayor hechicero? – pregunté con sarcasmo.
- Para nuestra suerte – repuso Ian – tenemos a una Veekla de nuestro lado.
- Cuidado con lo que haces, Ian- advirtió Jason.
Pero Ian, descartó su comentario con un ademán.
- Tiene razón. Tienen a una Veekla de su lado- argumenté yo. – Y la usarán para lo que necesiten.
- Por supuesto que no. Eres una persona, no una cosa – La firmeza era lo único que podía escuchar en la voz de mi amigo, y quizá ahora era incluso algo más…
- Claro que no Katherine – asintió Jack-. Eres alguien, no algo.
- De acuerdo, de acuerdo. Ya entendí...- Murmuré furiosa.
- No estoy pidiendo que se sacrifiqué – nos interrumpió Ian- sólo estoy diciendo que si aprende a controlar sus poderes podrá…
- Podré matar a Mortwell- le corté. Era una idea fantástica. Ian y yo nos miramos con complicidad.
- No es mala idea – argumentó Jack, mirándonos sorprendido, como si fuera una sorpresa que Ian hubiera propuesto algo inteligente.
- No – murmuró Jason, los tres lo miramos con cara extrañada, era una idea perfectamente realista.- ¿Qué pasa con ella, Ian? ¿Qué pasará si pierde? Nosotros sabemos el ejército que Mortwell lidera en el Reino Oscuro.
- ¡Por Dios, Jason! Katherine no luchará sola, los licántropos la ayudaremos- Exclamó Jack.
- Sí, pero ¿Dónde están los licántropos?
- Hospedados en el Reino de la Luz – Le respondió Jack a Jason.
- Eso significa otra parada – comentó Ian, que estaba tan aburrido, que parecía estar en las clases de la profesora Lidia, era odiosa en las clases de secundaria.
- Por supuesto, no es mala idea – dijo Jason – Y no hay sólo licántropos. Hay hechiceros, vampiros, Macktalless.
- ¿Qué son los Macktalless? – Le corté curiosamente. Jack respondió a mi pregunta.
- El Macktalle es un ejército, y el Macktall superior es el jefe de todos los ejércitos de La Luz, en todo el mundo, y por lo que dicen es la criatura no humana más hermosa en todo el mundo – Jack me echó una mirada como diciendo “Yo lo puedo discrepar”. Y los Macktalless son guerreros de ése ejército, formado por hombres y mujeres, son criaturas hermosas, ya qué, no son humanos. Pero los verás y quedarás maravillada – Jack si que idolatraba a los Macktalless, pero esa mirada me había dejado en la duda.
- Muy bien, muy bien – lo interrumpió Ian - ¿Terminaron las lecciones, lobo?
- No lo trates así, Ian – repliqué furiosa
- Está bien, Katherine – murmuró Jack- este vampiro es tan estúpido que no se puede controlar…
Pero no pudo terminar la frase porque Ian, furioso, se levantó del sillón, levantó a Jack en el aire y lo tiró contra la pared del otro extremo. Corrí rápidamente junto a Jack, tenía un corte en el rostro, pero por lo demás, ileso.
Me giré y miré a Ian con desprecio.
- Maldita sea, Ian. ¿Cuál es tu problema?
- Odio que me insulten.
- Gánate el respeto que necesitas – grité enojadísima.
Pero en vez de seguir con la pelea me apacigüé, algo me decía que no me enojara con Ian.
- Tranquilos – murmuró Jason, atendiendo a Jack.
- Exacto, Ian. Tranquilízate- murmuré con malicia.
- Lo mismo digo, Katherine- nos miramos un largo rato, desafiantes.
- Pueden parar – explotó Jack- No importa si se tienen que tranquilizar o no, sólo perdónense.
Me quedé pensando con cuanta normalidad lo dijo, yo no le podría pedir perdón a Ian así como así, me costaría mucho. Y sospechaba que a él le costaría también.
- Lo siento, Ian – murmuré a regañadientes.
- Disculpas aceptadas- y satisfecho fue a sentarse en los sillones.
- Eres un estúpido, Ian- gritó Jack, haciendo un esfuerzo para levantarse, y encarar a Ian. Pero, al ver que era imposible levantarse, por su pierna herida. Gritó desde el lugar- Pídele disculpas a Katherine.
- Lo siento- susurró, visiblemente frustrado y furioso por la orden de Jack.
- Bueno, no era lo que yo esperaba – intervino Jack- Pero la verdad… La verdad, no fue una disculpa sincera – descubrió Jack- Lo observo en tus ojos, mentiste respecto a esa disculpa.
Me fijé en cuan observador era Jack. Porque, claro está, Ian no había dejado traslucir ninguna emoción. O al menos no una válida, tal vez vi un destello de cuanto le costaba, pero no más que eso. Pero luego, dando un respingo, caí en la cuenta que Jack era un licántropo. Lo cuál me extrañó, pero no el que Jack sea licántropo, a eso le dedicaba una sonrisa, ver que Jack y yo estábamos adaptados al mismo mundo me hacía sonreír. Lo que me extrañaba, era que él, un licántropo, pudiera ver las emociones de Ian. Y yo, una Veekla, el término usado por las personas para denominar a una hechicera vampira, no había podido visualizar nada. Era realmente extraño, pero la voz de Jason me sacó de mis pensamientos, devolviéndome a la realidad.
- No es tan grave, pero tiene un dolor agudo, por lo que he notado, en la pierna izquierda.
- ¿Estará bien?- mi voz sonó un tanto desesperada, y podía imaginar que lo único que traslucían mis ojos era desesperación y temor.
- Claro, los licántropos se curan rápido- Pero no contestó Jason, sino Jack, dedicándome una cálida sonrisa, que parecía que sólo la tenía para mí. Le sonreí también. Su apoyo no me venía nada mal.
- Sigamos.
La indiferencia de Ian me impactó. Había herido a Jack en la pierna. Pero él no tenía un ápice de arrepentimiento.
El olor a humo fue lo primero que detecté. La casa estaba completamente en llamas. Inmediatamente corrí hasta la salida.
Me sorprendió mi rapidez y mi destreza al correr. Atravesé por fin la puerta, y el aroma a aire fresco golpeó contra mi cara.
Sólo dos personas había allí afuera. Ian y Jack. Pero… ¿Dónde estaba Jason?
Ian me miró, y como si me hubiera leído el pensamiento dijo,
-Tendremos que seguir sin él, Katherine. Y tendremos el viaje ahora.
Lo miré, verdaderamente como si estuviera loco.
-No, no iremos sin Jason- mi interior estaba confuso. Una parte de mí exclamaba “Vete con Ian, él es hermoso y fiero. Lárgate con él. Y deja a Jason de una maldita vez” Pero la otra, y para mí la más sensata decía “Ian sólo te está engañando, sólo eres su juguete. Busca a Jason y vete con él. Con Jason tendrás una buena vida”
Mi parte desesperada por Ian tenía razón, él era hermoso y fiero. Eso nadie lo podría negar. Pero mi amor por Jason era… indescriptible. Lo amaba, y sin duda era mi vida.
-Nos vamos- dijo Ian indiferente, y caminó rápidamente hacia el bosque.
-¡Ian!- grité, ese chico era impredecible.
Ian se volteó y me miró, con aburrimiento.
-¿Qué pasa, te entraron ganas locas de dormir en la intemperie?- preguntó burlón. Sus ojos negros destellaban en una maléfica diversión.
-Ian, para. Jack está herido, no puede caminar, y yo no creo que pueda seguir tu paso.
Ian, por primera vez se fijó en Jack, sonrió divertido. Lo miré, verdaderamente furiosa, Jack estaba mal, e Ian reía. Pero se puso serio de repente.
-Jack ya está curado, Katherine. Mira- miré, era cierto. Jack estaba de pie. Y me miraba radiante.
-Vamos, ¿qué esperamos?
Ian, satisfecho con que podía seguir sin interrupciones se encaminó hacia el bosque.
Cuando estábamos en el corazón del bosque se escuchó el grito de una mujer. Corrí hacia el sonido, y Jack también lo hizo, pero Ian nos ganó a los dos. Y ya estaba mirando el cuerpo de la mujer. La miró con desprecio.
-Una sucia hechicera.
Se apartó, a la vez que Jack se acercaba, la vida reapareció en su rostro,
-No está muerta, vive.
La mujer era bonita, tenía ropajes blancos, era bronceada, cabello castaño y ojos negros.
-Pertenece al Reino de la Luz- dijo Ian.
Lo miré, sorprendida. Ian me miró y señaló su ropaje. Claro, era blanco.
Jack la cargó en vilo y seguimos nuestro camino.
De la muchacha venían gemidos.
-¿Qué pasa?- preguntó, sobresaltándonos a todos.
-Nos preguntábamos lo mismo- señaló Ian-. ¿Qué hacías en el corazón del bosque?
-¿Por qué- propuso Jack con dulzura- no nos cuentas lo que sucedió?
-Claro,- dijo la muchacha- Me llamo Walkiria, tengo dieciocho años. Mi familia es una de las más importantes del Reino de la Luz. Al parecer es por eso el Rey Oscuro me quiso raptar. Pero no lo hizo, creo que porque se acercaron ustedes. Es la primera vez que veo a Mortwell en una figura corpórea. Esta fue la primera vez que salgo del Reino de la Luz.
-¿Puedes andar?- le preguntó bruscamente Ian. La chica, Walkiria lo miró sorprendida por su falta de tacto.
-Claro, claro que puedo. Licántropo, suéltame.
Miré a Walkiria con reproche, Jack la ayudaba a andar y lo trataba como su sirviente. La muchacha me devolvió la mirada, y me miró por primera vez.
-Vaya, Vaya. Una Veekla, hay muchos como tú en el Reino de la Luz. Pero no me paro a pensar en… ellos- dijo con maléfica diversión, e Ian no pudo contener su lado contestón e intervino,
-Muchacha, no se quien te crees que eres, pero esa Veekla, tiene más poderes que tú.
Walkiria lo miró, pasando la vista sobre él, como si fuera invisible, Y él, echo una furia la agarró por la muñeca, y la chica gritó de dolor, de la punta de los dedos de Walkiria salían chispas de colores,
-¡Suéltame! ¡Por favor, suéltame! – se retorció, y quedó de rodillas, manchando así su vestido de seda blanco.
-¿Y tus poderes, bruja? – Le espetó Ian mirando con diversión las débiles chispas de colores.
-Acaba de atacarme Mortwell, es obvio que se llevaría un tanto de mis poderes- dijo desesperada, pero con malicia- Rayos, vampiro. ¡Mis padres te matarán!
Ian sonrió burlón, sus ojos tenían destellos rojos. Y al parecer, estaba hambriento. Sus palabras confirmaron mis pensamientos.
-Walkiria, estoy muy hambriento. ¿Quieres que compruebe si eres de sangre noble?
-¡No me toques, vampiro!- espetó asustada y furiosa-. ¡Suéltame, desgraciado!
A todo esto, intervino Jack,
-Ian, estás siendo estúpido. Si la matas tendremos pocas oportunidades de llegar rápido al Reino de la Luz.
Sus miradas se cruzaron, por primera vez. Y me pareció ver rendimiento en los ojos de Ian.
Jamás admitiría que Jason tenía razón, pero la agarro a Walkiria del brazo y se encaminó a lo que sería un costoso y largo viaje.
Pero, antes de eso le dedicó unas palabras a la hechicera.
-Nos llevarás al Reino de la Luz con tus poderes, bruja.
Walkiria lo miró como si fuera realmente estúpido,
-No tengo poderes, no ahora.
Ian la miró, con aire superior.
-Bueno bruja, entonces, nos guiarás. Y si no nos eres de ayuda, no me vendría mal un bocado por el camino.
Ian rió secamente y la tomó de la muñeca, para que se adapte a su paso.
Tomé la mano de Jack. Walkiria posó la vista en nuestras manos, y con un repentino giro de dedos me provocó un dolor, en el que, me ahogaba poco a poco. De mi emergía poder, lo sentía. Pero lo único que cortaría el dolor sería una cosa, separar nuestras manos. Muy a mi pesar, las desenlacé y eso me provocó un dolor todavía más agudo. Pero la sensación desapareció al instante. Miré a Walkiria con odio, y ella me sonrió con malicia. Jason miró nuestras manos, separadas. Y sentí como la alegría emergida pronto se desvanecía.

miércoles, 20 de abril de 2011

Capítulo 4. Decisiones

- Es tarde Katherine, ve a tu habitación.
- No, Ian, tengo preguntas.
- Tu siempre con las preguntas – repuso Ian. - ¿Qué quieres saber ahora?
- ¿Por qué el “Gran señor del mal” se llevó a Mía?
- No podemos responderte eso Katherine, lo siento mucho- dijo Jason frustrado. Sonó el timbre, me dirigí hacia el, Ian me cortó el paso, lo miré frunciendo el entrecejo, pero él me miró con resolución.
- Mi casa, yo abro – me senté en el sillón, pero me incorporé al ver quien era que cruzaba la puerta. Jack. Su cabello castaño, estaba reluciente, sus ojos marrones me miraban con interés, y por supuesto, su sonrisa cálida lo acompañaba, corrí hacia él, y Jack me abrió los brazos, nos unimos en un fuerte abrazo, mientras me tomaba por la cintura.
- Kath, no sabes cuanto te he añorado, día y noche, quiero que vuelvas Kath, te quiero muchísimo.
- Yo también te quiero Jack, eres mi mejor amigo – y en estos momentos me parecía que algo más, pero no lo dije- Y te extraño, en cada momento.
Se apartó, estaba radiante, me plantó un beso en los labios, sorprendida por el gesto no reaccioné a la primera, pero luego lo besé con ternura, de reojo pude ver que los hermanos miraban descaradamente, por ese motivo me aparté, pero nuestras manos quedaron juntas.
- Katherine, seguro que no sabes que secreto oculta Jack – Dijo Ian burlón- Es un licántropo Katherine, un hombre lobo
- Jamás te haría daño Katherine, te lo juro – dijo Jack, desesperado, ¿Jack era un hombre lobo? Separé nuestras manos, pero no por miedo, sino porque Jason no estaba allí, Jack me mal interpretó, con una mirada le transmití que era por Jason, asintió
- ¿Dónde está Jason, Ian?
- Arriba, por supuesto, salió corriendo rápidamente – Y yo, hice lo mismo, subí corriendo las escaleras, hasta una habitación, que vagamente recordaba, Jason me había dicho que era la suya, la abrí. Estaba muy silencioso allí dentro, muy ordenado además, había una figura recostada en la cama, me acerque, era Jason.
- Jason, ¿estás bien?
- He tendido momentos mejores- me contestó con la voz ronca – Pero es sólo el tiempo.
- No lo entiendo, ¿Qué te está pasando?
- Tú nunca entiendes nada – El tono que usó en ese momento me hirió profundamente, en su voz había desprecio.
- Si no lo entiendo, podrías explicármelo. – le dije pacientemente.
Jason me miró, sus ojos eran los de un cazador, mirando a su presa, esbozó una sonrisa a medias.
- Tú no sabes lo duro que ha sido entrar en tu habitación y verte besándote con mi hermano, verte besándote con tu amigo Jack, un licántropo por cierto.
- ¿Por qué ha sido duro? – estaba confusa, y era de esperar, ¿había sido duro para Jason?
- Porque te amo Katherine. Sí, te amé desde aquel momento en el parque, eres hermosa Katherine, hubiera estado loco si no me hubiera enamorado de ti.
- ¿Te enamoraste de mí? - lo único que emanaba de mí era confusión, mucha confusión.
- Katherine, te reconocí al instante, el licántropo nos habló de ti, y tú estabas triste, te quise consolar Kath, de verás. Y terminé enamorándome de ti. Me enamoré de aquella hermosa adolescente, que odiaba el amor. Tu odiabas el amor y yo también lo odiaba, pero para serte sincero, estaba basándote en mis pensamientos – Me miró, de nuevo, los ojos de cazador habían desaparecido, ahora estaban los ojos de un adolescente incomprendido.
- No tienes que imaginártelo – susurré con un hilo de voz.
- ¿Qué cosa? – me preguntó Jason sorprendido.
- Bésame Jason.
Jason se acercó, y me tomó el rostro, me besó con ternura. Le devolví el beso, sus manos bajaron hacia mi cintura, y mis manos le recorrieron el rostro, separó nuestros labios, y me llenó de besos el rostro, reí alegremente, todo parecía un cuento de hadas, era todo perfecto y hermoso, se apartó, y me miró dulcemente
- Yo también te amo Jason, muchísimo – él rió felizmente, y nuevamente nos fundimos en un beso, perfectamente hermoso.




Bajamos las escaleras tomados de la mano, cómo una pareja muy feliz, en un tiempo perfectamente feliz. Jack e Ian nos miraron, rápidamente me sentí culpable, me había besado con aquellos tres muchachos, que aunque parecían normales, no lo eran. Pero de alguna forma los amaba a los tres, me sorprendí a mi misma usando el término << Amor >>
Pero así era, sonreí alegremente.
- Hay que prepararnos, empaquemos – repuse.
- Katherine, estás no son exactamente vacaciones, iremos a rescatar a tu amiguita y a ver a tu hermano, el gran Señor Oscuro – dijo Ian, como si le estuviera explicando a una nena de dos años.
- Eso ya lo sé Ian, pero hay que prepararnos, no creo que sea bienvenida a la estancia de mi hermano.
- Y yo tampoco seré bienvenido, pero entraremos- observó Jack firmemente, me horroricé.
- ¡¡Tú no irás a ninguna parte, Jack!! – mascullé aterrada ante la idea.
- Kath, relájate. Soy un licántropo, se cuidarme solo.
Ian me miró, y con mucha resolución dijo,
- Katherine es mitad vampiro mitad otra cosa, una hechicera, por lo que yo sospecho, es una Veekla Así se le denomina a la gente que es mitad vampiro mitad hechicero , como Katherine
- ¿Soy mitad vampiro y mitad hechicera? – pregunté desconcertada, y un tanto incómoda, pues yo había dicho a Jason y a Ian que eran monstruos, pero no lo eran, y si lo fueran, yo también lo sería.
- Por supuesto que sí Katherine – respondió Ian – Tu padre te dio su sangre, y era un vampiro.
- Ah, claro. Sí, cierto, no me acordaba. ¿Pero, así se convierte una persona en vampiro?
- Sí, claro – contestó Jason – Es la forma convencional para convertirse.
- ¿No tendría que ser vampiro entonces?
- No Kath – dijo Jason – Tú eres muy especial, tu hermano es un vampiro muy maligno, pero también posees poderes, es un hechicero muy poderoso además, es el Rey Oscuro, y tú a diferencia de él, La Reina de la Luz.
- ¿Poseo poderes yo también? – pregunté emocionada, y un tanto asustada por los resultados.
- Eres una hechicera, fantástica desde mi punto de vista – dijo Jason alegremente, y me dio un fuerte apretón en la mano, se lo devolví, cuanto lo amaba.
- Katherine, tenemos que hacer los planes de viaje – me recordó Ian, lo miré con mala cara, ese era mi momento con Jason, pero cedí.
- Sí, Ian. No se me olvidó.- repuse frustrada.
- Bueno, ¿Ha que esperamos? – repuso impacientemente.
Todos caminamos hacia los sillones, Jack incluido.
-Diablos Jack, tu no vienes – exclamé furiosa.
-Kath, no empecemos, soy un licántropo. Se cuidarme – repuso Jack
-Está bien – caí vencida, no lo podía creer, pero así era.
Jack me lanzó una sonrisa cálida, en la que podría confiar siempre, me relajé en el instante en que vi su sonrisa. Nos dirigimos a la mesa.
-Bueno, espero que todos sepan que no son unas vacaciones- Repuso Ian- estamos aquí para ir al Reino Oscuro, y entrar será la mayor de las amenazas, podrán volverse locos, perder la memoria, ser poseídos, incluso puede ser que los espere la muerte.
-¿Qué pasará una vez que estemos dentro?- pregunté curiosamente, temiendo la respuesta.
-Buscaremos a tu amiga – dijo Ian, como si esa fuera una pregunta estúpida.
-Sí, Ian. Pero no me refería a eso, ¿Qué haremos cuando estemos con... – vacilé un segundo, no le iba a decir hermano a esa abominación – con Mortwell?
- Eso lo improvisaremos, será divertido – dijo Ian, burlón.
- No me gusta cuando a ti algo te parece divertido – Murmuró Jason, entre dientes
- Mi definición de << Divertido>> es acción Jason, me encanta la acción.
- Por eso dijo que no le gusta tu definición de divertido – dijimos Jack y yo al unísono. Jason nos miró, y los tres soltamos carcajadas, divertidos ante la situación, y tras las risas, la tensión se relajó en el ambiente.
- ¿Terminaron sus risas? – preguntó Ian irritado.
- Tranquilo Ian, estamos aquí para organizar un viaje – lo tranquilicé yo – no estamos esperando la guerra…
-Pues a mí me parece bastante parecido – gritó Ian levantándose del sillón, con los ojos destellando – Podríamos perder la vida, tú podrías perder la vida, Jason y Jack también podrían. No son vacaciones Katherine, puedes salir por ahí – señaló con la mano la puerta delantera- si no te lo tomarás en serio.
Jason y Jack también se levantaron, Jason desapareció, en realidad, corrió tan rápido qué se hizo un borrón, se ubicó al lado de Ian, y le puso las manos en el pecho, Ian temblaba de furia.
- Tranquilo Ian, tranquilízate, es Katherine, Ian. Es Katherine.
- No me toques – susurró fríamente Ian. Jason se apartó, yo miré a Ian con mala cara, me devolvió la mirada, y sin prácticamente sin mover los labios dijo,
- Empaquemos, rápido.
Cada uno se fue a su respectiva habitación, como Jack no tenía, fue a la que yo tenía en aquella hermosa casa.
- Ian se puso hecho una furia – dijo Jack al entrar en la habitación – no debió haberte gritado.
- No importa Jack, de verdad, no importa – lo miré y me interpretó de otra forma.
- No lo hubiera atacado – murmuró rápidamente, sus ojos no mentían.
- No me importa eso Jack, es sólo que tiene razón, no sirvo para nada, todas las oportunidades de mi vida se desmoronaron.
Se acercó, me rodeó con sus brazos, y acercó sus labios a mi rostro, pensé en Jason, y retrocedí. Jack me miró apenado.
-Lo siento Jack, es que no puedo.
-Kath, no creas que soy tonto, se cómo miras a Jason, espero que sepa que suerte tiene.
-Nada es definitivo – le recordé a Jack, desarmando los cajones que tenían ropa (que Jason me había comprado) y la puse toda en el bolso. Jack me miraba con expectación.
- ¿Tengo algo en la cara? – le pregunté, algo incómoda ante su mirada.
-No, en absoluto, estás más hermosa que nunca. – Me sonrojé, Jack jamás me había dicho “hermosa” hasta ahora, claro.
-¿Tú no empacas? – pregunté curiosamente mientras me fijaba si mis ojos visualizaban un bolso.
-Katherine, ¿Eres una vampira? - Jack estaba incómodo, lo notaba en su rostro.
- Es lo más probable, pero no creo que quieras ser un donante – dije juguetonamente. Jason me miró con preocupación.
-No quiero que salgas herida en este viaje, no lo soportaría. Katherine júrame que serás responsable, júramelo.
- Irás conmigo Jack, no te preocupes – Lo miré extrañada ante su repentina preocupación
- Eso no me hace sentir mejor – masculló inaudiblemente.
-¿Qué diablos te pasa, Jack?
-¡¡ Yo era el licántropo que te salvó Katherine, fui yo!!
-¿No…envejeciste? – le pregunte algo fascinada.
-No, Katherine, y tú tampoco lo harás después de esta edad, te quedarás así, eres… Inmortal.
-¿Inmortal?
-No morirás jamás de muerte natural Kath, jamás.
-¿Me quedaré varada en la adolescencia?
-Eso parece, todos nos quedaremos en la adolescencia.
- Inmortales seremos entonces – dije entusiasmada.
-Inmortales seremos – dijo Jack mirándome y esbozando apenas una sonrisa

lunes, 4 de abril de 2011

Capítulo 3 .Confesiones.

- ¡¡ No me toques, eres un monstruo!! - me alejé, para quedar a una distancia prudente de Jason, y me quedé mirándolo con desprecio.
- Lo siento Katherine, no te quería asustar.
- Qué noticia, ¿desde cuándo un monstruo no quiere asustar? – Estaba realmente asqueada, y la voz fría me salió perfecta.
- Perdón Katherine.
- No quiero tus disculpas ¿¡¡ Dónde rayos está Mía!!?
- No lo sé Katherine. Te juro que no lo sé. – Jason estaba desesperado, pero no me importó, era una abominación, estaba muerto.
- Entonces tu estúpido hermano lo tiene que saber.- Una mano me agarró por detrás, me giré, y allí estaba Ian. Aparté el brazo bruscamente.
- Mira quién anda hablando de estúpidos.
Se sentó en uno de los sillones y esperó.
- Maldito seas Ian, ¿¡Dónde está Mía!?
- Hay, ¡¡ Cállate de una buena vez!! – se quejó, realmente enfadado.
- Antes de eso, unas preguntas, de lo más sencillas. ¿Qué rayos son?
- Somos vampiros- me confesó rápidamente Jason.
- ¡Ja! Claro. No, va en serio.
- ¿Quieres que te lo demuestre? Yo encantado – intervino Ian, relamiéndose los labios, Jason lo miró con mala cara. Me incorporé rápidamente, Jason me observó interesado.
- ¿A dónde rayos te vas? – pero los labios de Jason no se movieron, lo dijo Ian.
- No voy a quedarme en esta casa, mientras hay dos vampiros que pueden tomar mi sangre en cualquier momento. Me largo- Corrí lo más rápido que pude hacia la puerta, pero ya estaba Ian bloqueándome el paso.
- Eres muy ingenua hermosa. Sabes nuestro secreto, no te puedes ir. No somos estúpidos.
- Vaya sorpresa, para mi es lo único que son. Unos chupasangres estúpidos. Eso es todo lo que son.
Ian me agarró de la muñeca con una fuerza demoledora. No me permití llorar, no iba a hacerlo.
- Suéltame ¡¡ Suéltame Ian!! Ya mismo.
- No te puedes ir Katherine, sube a tu habitación.
- Sólo una pregunta más – Ian suspiró - ¿Ustedes se llevaron a Mía?
- Ya te lo hemos dicho Katherine, no hemos sido nosotros – repuso Ian cansinamente.
- Bueno, pues. Creo que deberías ver esto, es el teléfono celular de Mía.
Jason se paró al lado de su hermano, mirando el teléfono.
- ¿Para que queremos su celular? – Farfulló Ian indignado- tengo mejores.
- No, Ian. Mira el mensaje.
Jason e Ian leyeron el mensaje, e intercambiaron miradas, atónitos.
- ¿Qué significa ese mensaje? – Pregunté interesada.
- Katherine, supongo que nunca oíste hablar de tus padres.
- Por supuesto que no Jason. Murieron ante de siquiera poder recordar sus rostros.
- Bueno Katherine. Mejor ponte cómoda, esta va a ser una larga historia.


- Katherine, la vida de tus padres ha dejado una huella en tu vida, y debo decirte que ellos eran vampiros, ¡¡ No, no me interrumpas!! –Repuso Jason- Tus padres eran vampiros. Tú eras pequeña, muy pequeña. Y un desafortunado día, un vampiro, entro a tu casa, fue a tu habitación, y tomó toda tu sangre. Sí, toda tú sangre, y se fue, así sin más. Tus padres entraron a tu habitación, estabas seca Katherine. Tu padre te dio toda su sangre, murió para ayudarte. En ese mismo momento entró el mismo vampiro, mató a tu madre y fue a tu encuentro, para matarte. Pero tú no estabas allí, habías desaparecido. Se oyó un aullido de lobo a lo lejos. El vampiro juró que se vengaría, y parece que la venganza está tomando ha empezado.
- ¿Cómo sabes todo eso?
- El hombre lobo nos lo contó todo – dijo Ian.
- Bueno, lo dejo pasar y ahora la gran pregunta ¿Quién diablos era ese vampiro?
Ian y Jason intercambiaron miradas.
- Katherine – dijo Jason – ese vampiro es el más diabólico de todos los vampiros existentes. Es Mortwell, tu hermano.
- ¿Mi hermano hizo eso? ¿Mi hermano mató a mis padres? ¿Mi hermano me quiso matar?
- Sí, Katherine. Lo siento, pero te tenía envida, tú eras la niña mimada. – dijo Jason apenado.
- ¿Dónde lo puedo encontrar?
- En el Reino Oscuro, ¿Por qué quieres saber?
- Voy a ir en su búsqueda – dije decidida. Jason e Ian se miraron.
- Te acompañaremos – murmuraron al unísono.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Capítulo 2 Visita Oscura

Me desperté repentinamente, escuché un ruido, había un chico de tez clara y cabello negro mirándome fijamente. Suspiré aliviada.
- Jason, me asustaste, ¿Sucede algo?
- No soy Jason- musitó indignado – Soy su hermano.
- Hay Dios, ¿Qué haces aquí?
- Te debería preguntar lo mismo. Soy Ian por cierto.
- Soy Katherine, por cierto – repuse enojada- Y Jason me invitó.
- Ah, eres Katherine, la chica que no cree en el amor, cambiarás de opinión, después de conocerme.
Eso me hizo enojar bastante.
- La verdad, tu no me gustas, sólo eres un chico, cómo muchos – Visualicé cómo sus ojos destellaron en color rojo, me levanté de la cama y retrocedí, el sonrío. No, no era una sonrisa amable, sonreía porque le tenía miedo.
Avanzó un paso y yo retrocedí, mi cuerpo tocaba ya el muro, Ian dio otro paso, y ya estaba a unos metros, lo que acortó con una zancada, nuestras caras quedaron a centímetros de distancia.
- ¿Qué es lo que quieres? – Repuse frustrada, me mostró los dientes, eran afilados cómo cuchillas, sus manos, fuertes cómo el acero agarraron mis muñecas, se acercó más a mí, tanto que nuestros labios se rozaban, tiré de mis muñecas, para liberarme, pero eso sólo me causaba dolor.
- ¿Qué tal primero un beso y luego una noche a solas?
- Jamás estaría contigo una noche.
Sus manos se aflojaron, y aproveché la oportunidad, corrí hasta la puerta, pero Ian me agarró de la cintura, para darme vuelta, caí al piso, y él conmigo, lo empujé, hice todo lo posible, pero él era muy fuerte. Se incorporó, agarrándome de la cintura, y me acercó a su cuerpo.
- Sólo es un beso, ¿O eres tan miedosa que no lo puedes soportar?
Me acerqué a Ian, nuestros labios se rozaron, el me tomó por la cintura, y me acercó más a él, yo me agarré por los cabellos, atrayéndolo a mí, nos besábamos con fiereza, sus manos eran fuertes, pero tiernas. Nuestras bocas se separaron, y sus labios fueron hasta mi garganta, y luego a mis labios, de nuevo. Lo conduje hacia la cama, y nos besamos, cada vez con más fiereza, le quité la camisa, y acaricié sus músculos, Ian acarició mis largos cabellos, nos incorporamos. No había ninguna parte de nuestros cuerpos que no estuvieran unidas y justo en el momento en que sus labios fueron a mi garganta entró Jason. Me hizo recordar aquella noche de mi fiesta de quince, pero a diferencia de Solange, yo no retrocedí, simplemente me separé de Ian, pero Jason no parecía enojado conmigo, sino con Ian, y lo miraba echando chispas, Ian parecía divertido, nuestras manos estaban juntas
- Hermano, ¿Necesitas algo?- Preguntó Ian con indiferencia.
- Suéltala Ian, ahora mismo.
- No puedes hacer nada contra mí. Nada – Lo dijo tan amenazadoramente que me encogí, pero aún así me soltó la mano, Jason suspiró aliviado.
- Y por si no te diste cuenta Ian, ya es hora del instituto. - Katherine, ¿Quieres desayunar?
- Yo sí – dijo Ian, ansioso, Jason le hizo una mueca de desprecio.
- Si, por supuesto, me encantaría – Le dije a Jason un tanto avergonzado, por lo de Ian y yo. Jason me dedicó una sonrisa cálida.
- Bajemos a la cocina – dijo tiernamente, y me tomó de la mano, sólo di vuelta la cara, y vi que Ian estaba furioso.
La cocina era hermosa, como todo en general, era muy espaciosa y estaba demasiado limpia para dos hermanos que comían ahí cada día. Desayunamos, bueno en realidad, yo desayuné, Jason se limitó a mirarme. Me arreglé para el instituto, pero fuimos en autos separados, Jason y yo en la Ferrari negra, e Ian, en su descapotable negra italiana.
Tuve la satisfacción, de que Jason me tomara de la mano, justo cuando bajamos y ver los ojos cómo platos de Maite, mi enemiga por excelencia.
- Hermano, ¿Desayunaste? – preguntó Ian divertido.
- No, Ian. No desayuné – repuso Jason cansinamente.
- Por qué no vas mientras yo cuido de Katherine.
- Iré Ian, pero si le has hecho daño me enteraré y te costará muy caro – Más que una advertencia parecía un hecho.
- Por supuesto. – repuso Ian distraídamente con sus ojos puestos en mi.
- Ya nos veremos Ian – dijo con desprecio - Adiós Katherine, no dudes en llamarme si me necesitas – dijo tiernamente. Asentí, con agradecimiento, y él se fue, dejando a Ian conmigo. Me tomó de la mano.
- La próxima vez seremos más cuidadosos, te lo prometo.
- ¿Y qué te hace pensar que lo quiero hacer otra vez?
- Me amas, lo noto en ti, eres cómo un libro abierto – Dijo juguetonamente.
- Capté la indirecta, y no te amo, hoy me controlaste, de algún modo me dijiste que lo haga, que te bese – lo dije en un tono que mostraba que acababa de darme cuenta.
- ¿No quieres probar una vez más, para estar segura?
Me tomó por la cintura, atrayéndome hacia él, y a pesar de mis intentos para apartarle Ian no cedió, me besó con gran fiereza, que me tuve que agarrar de sus muñecas, para no caerme, de reojo vi como Matt nos miraba, celoso. Las manos de Ian subieron hasta mi cara, y me acarició tiernamente, bajaron hasta mi cintura, y me acercó más a él, luego separó nuestros labios
- ¿Qué dices ahora?
- Apártate ya mismo Ian, suéltame – ni hasta mis fuertes manos pudieron con él, sonrió, divertido – ¡¡ Suéltame ya mismo!! – Grité tan fuerte que todos se giraron a mirarme, Ian se apartó, pero me sujetó la mano, lo dejé estar, me fijé que le hizo soltarme, y era Jason, se acercó a nosotros con paso firme y decidido.
- No entendiste nada Ian, te dije que lo pagarías caro, y así será. Ten mucho cuidado con Katherine, desayuné mucho.
- Y yo desayuné mucho más que ti, también ten cuidado, te daré dónde menos lo esperas. – En ese momento Ian daba miedo, sus ojos destellaron en color rojo. Se largó de nuestro lado, hacia las puertas del instituto.
- Perdón Katherine, no sabía que te molestaría, bueno, a decir verdad, sí sabía, pero no que te iba a besar a la fuerza. Espero que me perdones.
- No es a ti al que le tengo rencor, sólo es que creo que me obliga de algún modo a hacerlo, no estoy dispuesta, pero en el momento del beso me olvido completamente de eso, y me dejo llevar.
- No es tu culpa Katherine, despéjate. Y ten cuidado con mi hermano, Ian puede ser completamente peligroso.
El día en el instituto no fue tan mal, tuve todas las clases junto con Jason, almorzamos juntos, y luego fuimos a su casa, de nuevo. Ian ya estaba allí esperándonos, bueno a decir verdad, esperándome a mi. Hizo una mueca al ver las manos de Jason aferradas a las mías. Sonó un teléfono celular, después de un rato me di cuenta que era el mío, lo abrí, era Mía, mi mejor amiga, lo atendí sin retrasos.
- Hola Mía, ¿Sucede algo?
- Katherine, ¿Donde estas?, Te buscamos por todos lados, no llamaste, nos preocupamos mucho, ¿Por qué estás tan callada niña? Responde - parloteó todo eso tan rápidamente que me tuve que concentrar mucho por escucharla.
- Mía, si me dejaras hablar te respondería todo. Perdón, no quería preocuparlos, lo lamento mucho. Estoy alojada en un lugar agradable, no es necesario que se preocupen sin necesidad – No le quería decir el lugar, por si le causaba problemas a Jason.
- ¿Dónde estás alojada? – preguntó demasiado desconfiada.
- Eso no importa Mía, estoy bien. Sólo eso necesitas saber.
- Quiero verte Katherine, nos encontramos hoy en el parque.
Y colgó, sin más. Jason e Ian me miraban con interés.
- Así que, ¿Hoy en el parque? – preguntó Ian divertido, Jason lo miró encarando la ceja.
- ¿Cómo diablos escuchaste, Ian? - le pregunté exasperada
- Tu amiga habla fuerte – aclaró, con indiferencia. Jason suspiró cansado.
- Hoy en el parque entonces – dije, más como una pregunta.
- Hoy en el parque – dijeron al unísono Ian y Jason


Al anochecer fuimos en el descapotable de Ian al parque. Mía ya nos estaba esperando, estaba igual, no había cambiado nada. El cabello corto, con flequillo, sus ojos café, y su mirada seria seguían ahí, sonreí al verla. Corrí a abrazarla, y me susurró al oído,
- Vaya compañía tienes, no me sorprende que te hayas ido, Kath.
- Por Dios Mía, déjalo ya.
Mía tendió la mano, y por supuesto Ian ya estaba allí, dándole un fuerte apretón, luego Jason fue a estrechársela.
- Soy Ian.
- Jason, un gusto Mía.
Mía sonrió, atontada al ver a Ian.
- Bueno, Mía. ¿Para qué nos hiciste venir? – pregunté interrumpiéndola.
- ¿Qué? Hum, si…Kath te llamé, porque desde tu ida todo se desmoronó. Jonathan está furioso, y no le dice a nadie por qué. Maite echa chispas, Solange se siente más culpable que nunca, pero creo que es por qué se besó con un chico que ya tenía novia. Jack te extraña muchísimo y no me sorprende, eres su mejor amiga. Se encierra en su habitación y no sale por varias horas, es deprimente. La casa está deprimente. Por favor vuelve Kath.
- Lo de Jonathan y Maite fue culpa mía, disculpa. Lo siento mucho por Solange, pero no puedo hacer nada. Y dile a Jack que le extraño en cada momento, que no se sienta solo. Dile que algún día nos encontremos, puede ser mañana, en este mismo parque.
- Jack estará contento, gracias Kath. Pero necesito que vuelvas, cada vez ellos estás más como parejas y menos cómo amigos.
- Parejas, ¿Ya no hay amistad? ¿Qué ha pasado? – Rayos, por qué las parejas siempre hacían desaparecer todo.
- Ya no hay amistad, porque se sienten muy solos y los comprendo Kath, no se les puede culpar. Sólo eras tu la que le daba vida a la casa, Kath. Te necesitamos.
En ese momento hubo un disparo, me di vuelta rápidamente. No de crédito a mis ojos cuando vi que habían disparado a Jason. Corrí hasta él, no podía creer que estuviera muerto, miré hacia abajo. Era imposible, la herida había curado por completo y Jason se incorporó. No podía ser cierto, no le latía el corazón. Me alejé de él rápidamente. Era un monstruo.
Corrí hacia Mía, pero no estaba allí, me desesperé. Mía había desaparecido, busqué a los hermanos con la mirada, Jason me miraba apenado. Ian no estaba a la vista, lo mataría, me vengaría por la desaparición de Mía, la buscaría. Y si tenía que morir, moriría. Pero no descansaría en paz hasta encontrarla. Me fijé en el piso, y estaba el celular de Mía, había un mensaje en la pantalla y lo leí,
“Ahora la venganza está tomando su rumbo, Katherine”
Me quedé helada.

lunes, 28 de marzo de 2011

Capítulo 1 Aceptada

Era de noche, y tras una pelea entre amigos, me fui de de mi casa, estaba en el parque, y por suerte no había ninguna pareja a la vista, suspiré de satisfacción, poniendo más atención pude ver que había un chico y éste se encontraba solo. Caminé hasta llegar a un asiento del parque, me senté y pensé en los días en que yo era pequeña, y mis amigas no tenían novios, pero todo eso había cambiado. Me gusta ver a las chicas juntas cuando camino por la calle, me hace sentir segura de que las parejas no hicieron desaparecer a las amistades. Recuerdo a Jonathan, él era mi novio cuando tenía catorce, yo lo amaba, por supuesto, pero no estaba segura de que el también lo hacía. Me engañaba con otras chicas, me dejaba “Plantada” por decirlo de algún modo. En mi fiesta de quince, la más esperada de todas, entré al baño de chicas, y estaban Jonathan y mi mejor amiga Solange besándose, tan juntos que parecían uno. Él me miró, sorprendido, y ella, asustada retrocedió unos cuántos pasos, fui hasta Jonathan, y le pegué una cachetada, luego los eché de mi fiesta. Recordando eso, lágrimas se derramaron por mi rostro.
-¿Estás bien? – Me preguntó una voz tan hermosa, que no pude evitar girarme, al girar vi a al chico más hermoso que vi en toda mi vida, era de tez muy clara, ojos negros cómo la noche estrellada, y los cabellos eran tan negros, que hacían resaltar su tez clara, tenía labios carnosos, y una mirada preocupada, odiaba ver a alguien preocupado por mi, pero él, era hermoso.
-Sí, perfectamente – murmuré con frialdad, me tendió una mano, para ayudarme a pararme, detestaba la ayuda, me paré sola, y lo miré con desprecio. El retiró la mano rápidamente, lo había decepcionado, era algo común en mí, decepcionar a la gente, decepciono a mis amigos, a mi familia, decepciono a todo el mundo – No necesito tu ayuda.
-Perdón – murmuró con cierto modo de incomodidad - ¿Quieres dar un paseo?
-Podría, ¿A dónde iríamos?
-Primero podríamos ir hasta mi auto, luego a algún lugar que tu quisieras ir , a tu casa quizá.
-Mi casa es el último lugar al que quiero ir, vallamos a dónde tú quieras.
Caminamos hasta un Ferrari negro, sonreí, era precioso. Me abrió la puerta del acompañante, y el se subió al asiento del conductor, arrancó, y el auto ronroneó.
- He olvidado de decirte mi nombre – repuso cordialmente – Me llamo Jason. - Soy Katherine. - Lindo nombre. ¿Por qué no quieres volver a tu casa? – me lo preguntó casualmente, no cómo alguien que trata de sacarte información, y por ese motivo le contesté. - Pelea entre amigos, nada más, el por qué fue la pelea, dirás que estoy loca. - Todos estamos un tanto locos, ¿Cuál fue el motivo? - -Las parejas, odio todo lo relacionado con el amor - Me quedé pasmada, ya que Jason sonreía- ¿Dije algo gracioso? – pregunté irritada.
- No, en absoluto, sólo que yo tampoco soy amante de toda esa cosa cursi. Pero ya nos sorprenderemos – Lo último lo dijo tan inaudiblemente que no estaba segura de que lo hubiera dicho, así que lo dejé pasar -. ¿Cuántos años tienes? – me preguntó repentinamente.
- Tengo dieciséis años, este año cumplo los diecisiete, ¿Y tú?
- Diecisiete recién cumplidos – Lo dijo en un tono raro, cómo si estuviera mintiendo.
- ¿Vas a ir al instituto? No me vendría mal separarme de las “Parejas felices” – Jason rió, sin duda era lindo estar con alguien sin problemas de parejas.
- Por supuesto que voy a ir, mi hermano y yo, somos nuevos en la ciudad, y es agradable conocer a alguien.
- Cuenten conmigo, para lo que necesiten.
- Gracias. ¿Dónde te quedarás esta noche?
- No tengo lugar, supongo que en el banco de la plaza – sonrió, apenado.
- Puedes venir a mi casa, si quieres.
- Me encantaría, gracias.
Sonrió ante mi afirmación, y seguimos andando hasta una casa. No, una casa no, una mansión, en el medio del bosque, la mansión era hermosa, era color hueso y madera, era casi todo ventanal, estaba muy iluminada y era simplemente hermosa. Me tendió la mano para salir del auto, la acepte, ya qué, me invito a su casa cuándo no tenía ningún otro lugar para quedarme. Jason me condujo al cuarto de baño, me miré al espejo, miré mis ojos celestes, mi cabello rubio, mi tez clara, y mis largas pestañas, soy linda pensé aliviada. Salí del cuarto de baño, y Jason me esperaba, me tomó la mano y me llevó hasta una habitación, que era hermosa, era de color claro, cómo toda la casa, la cama era enorme, y bonita, me gustaba todo.
-Duerme bien, Katherine.
-Gracias, igualmente.
Me saqué el abrigo, y me quedé con la remera blanca, y el short, aunque era incómodo era mejor que nada, me tiré a la cama, era muy cómoda, y la agradecí, ya que estaba demasiado cansada. Con tan sólo recostar la cabeza sobre la almohada, quedé dormida.

domingo, 27 de marzo de 2011

Inmortal

En fin, soy Katherine, y seguro que no me creerán, pero para mí el amor es lo más estúpido de todo el mundo,  ir al parque y ver gente besándose, es… horrible, arruina las amistades, odio el amor,  todo el mundo me mira a dondequiera que valla, y me pone muy nerviosa, la gente me dice que algún día me enamoraré de alguien inesperado, bromeaban diciendo que me enamoraría de una  “amenaza ” para mi,  pero yo me mantengo firme a mi decisión….Y por nada del mundo voy a cambiar mi opinión…¿O sí ? …